Nada es para siempre.

Sin capitales, no hay paraíso.

Salir del cepo, bajar el riesgo país para que lleguen inversiones.

Festival de empleo público, jubilaciones sin aportes, pensiones de favor, subsidios varios, y deuda que no se paga. Eso se tenía que terminar alguna vez.

Todos sabían que habría un quiebre inevitable ganase quien ganase.

Llega un momento que no se puede repartir lo que no hay.

No es la primera vez, esperamos que sea la última.

El primer estallido fue el de Celestino Rodriguez con un ajuste que llevó la inflación al 777% anual. Todo, después del festival de Gerbard.

Nada es para siempre.