Dos mundos opuestos.

En una enorme escuela, existen 2 lugares de recreo. No se comunican entre sí. Están separados.

En una, muchos discuten alianzas, amenazan con rupturas, quieren estar en las listas, no aceptan ir a las PASO.

En la otra, está la enorme mayoría. Un 70 % no llega a fin de mes, tiene serios problemas de inseguridad y además piensa que el futuro será peor. Con un agregado, ya creen muy poco en los que están en el otro patio. Cada cual atiende a su juego. Como en el viejo Anton Pirulero.

Sabe, la mayoría que durante décadas, los que están en el otro recreo, privilegiaron el consumo por sobre las condiciones que propician la inversión.

El aparato productivo nacional viene sufriendo problemas de todo tipo. Por ejemplo, cambios bruscos en las reglas, ausencia de financiamiento, embestidas impositivas y ahora sin dólares para importar.

Las empresas no invierten en este contexto.

Fábricas que no se agrandan, ni modernizan. Producen la misma cantidad de bienes, pero con inflación del 100 % anual, y más pesos en la calle, la suba de precios no tiene límites.

Además no se mejora la calidad de los productos. Crece la población, entonces, todos reciben cada vez menos. Más gente para repartir la misma torta.

Esto explica, que década tras década el nivel de vida retroceda.

La insatisfacción, la bronca, el enojo, todavía es mayor, por la memoria puesta en otras épocas. No solo porque tenían un salario real mucho mejor, sino porque las posibilidades de conseguir un crédito hipotecario, es imposible, para comprar su primera vivienda

Con esta inflación en lo único que se piensa es en gastar, para sacarse los pesos de encima.

Ahora se habla de los ajustes a futuro, que tendrá que hacer el gobierno que viene. Todos aseguran que será inevitable y doloroso pero nadie lo quiere explicar, porque comentaban, si lo decis no te vota nadie.

¿Por qué cada 10 años debemos recurrir cíclicamente a ellos?

Porque ni bien se sale de un ajuste por el cual se logra recuperar la capacidad de pago del sector público se reinicia una carrera consumista para poder ganar las elecciones de medio término.

¿Por dónde salta el sistema?

Porque el Estado no puede reunir así los pesos ni los dólares necesarios para mantenerse. Está en déficit permanente y además crece el gasto en forma desproporcionada. La recaudación no alcanza para mantener el Estado.

Ya no quedan sectores de la sociedad para arrebatarle la renta. Todo está al límite.

Estamos tratando de financiar los sectores más ineficientes de la sociedad.

La lógica del mundo apunta a todo lo contrario de lo que se hace en el país. Se apoya a los sectores que tienen éxito.

Acá, a los mejores les ponemos más impuestos y a los otros los subsidiamos.

Los que ganan y son eficientes, expanden, crean empleos, investigan, existe el desarrollo tecnológico.

¿Se pueden conseguir 10 sectores dinámicos?

Esa sería una solución.

Pero entonces qué hizo el Estado, frente a sus déficits.

Expropió fondos como las AFJP, intentó la 125, y creó impuestos.

Toda esta historia, es para explicar porque cuando uno gana un peso trata de preservarlo.

Es una de las razones por las cuales, la economía en negro es del 38 % y Argentina es el tercer país del mundo en tenencia de dólares.

En el fondo, el inversor teme que le roben su capital.

Síntesis, para estimular la inversión se necesita confianza y rentabilidad. Estas dos materias son ineludibles.

Todos saben que pasar de un modelo de consumo a uno de inversión será una tarea titánica.

Para eso se requiere ayuda financiera internacional, sacrificio, y paciencia. Habrá que explicar mucho y bien a través de los medios.

Hoy, frente a la grieta, todo parece más difícil. Pero es el único camino.